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Unas vacaciones para reconectar contigo mismo
[:es]Rutina, obligaciones, prisas… A veces, un ritmo de vida acelerado no nos permite ir más allá de los aspectos prácticos del día a día. La falta de espacios para la reflexión en nuestro horario puede alejarnos poco a poco de nuestros objetivos vitales. Por eso, las vacaciones no solo sirven para frenar el ritmo y descansar, sino que también son el momento perfecto para reconectar contigo mismo. Te proponemos unas ideas para llevarlo a cabo:
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Tabla de contenidos
Para reconectar, haz balance
Los días de descanso, que es cuando estamos relajados y sin obligaciones que atender, son un buen momento para hacer balance. El ritmo sosegado de las vacaciones nos invita a reflexionar sobre los aspectos clave de nuestra vida.
Siempre desde un punto de vista constructivo, podemos hacer un breve análisis de nuestra situación actual, y compararla con nuestros objetivos: relaciones personales, familia, trabajo, metas… Así sabremos si estamos caminando por la senda adecuada y, si no es así, podremos reorientar nuestros pasos a conseguir aquello que realmente nos importa.
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Practica una visión positiva y constructiva
Es sabido que una actitud positiva ante la vida no sólo nos hace más felices, sino que incluso puede influir en nuestra salud. De ahí la importancia de tomarse la vida con humor y centrarnos en el lado bueno de las cosas. Durante las vacaciones podemos aprovechar para cultivar nuestro lado más positivo, sin que ello signifique evitar los pequeños problemas del día a día.
Esto sirve también para nosotros mismos: si en tus reflexiones has visto aspectos que no te gustan y has tomado consciencia de ello, ¡felicidades! Has dado el primer paso para transformarte en la mejor versión de ti mismo. Una visión positiva y constructiva, libre de juicios destructivos, nos permite crecer y acercarnos a nuestras metas, afrontando los problemas como una oportunidad para mejorar.
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Mímate, ¡te lo mereces!
Reconectar consigo mismo implica mimarse de vez en cuando, y no tiene por qué ser siempre acompañado. Familia, hijos, amigos… A menudo nos preocupamos tanto por el bienestar de los demás, que dejamos de lado nuestras propias necesidades. Las vacaciones son un buen momento para buscar el equilibrio entre nuestra felicidad y la de los demás. Solo hay que buscar las oportunidades para disfrutar, también en solitario, de las actividades que nos gustan. Un baño en la piscina, cuando todo el mundo duerme; la lectura relajada de esa novela que tenemos pendiente; un masaje relajante; una cena de pareja sin niños… ¡Tú decides! El mindfulness puede ayudarte a disfrutar de las pequeñas cosas cultivando una actitud más reflexiva y consciente.
Energía renovada a la vuelta de vacaciones
El final de las vacaciones puede ser un momento estresante, tanto a nivel laboral como personal. Si hemos aprovechado esos días para reconectar con nuestro interior, tendremos más herramientas para afrontar la vuelta con fuerzas renovadas.
Al hacer balance, tal vez surjan nuevos intereses, ambiciones y retos laborales para los siguientes meses. Saber adónde quieres llegar es importante, pero trabajar para que suceda es lo que conecta tus objetivos con tu día a día. Apúntate a un curso, organiza tus tareas para dedicar más tiempo a un nuevo proyecto… Recuerda, ¡las grandes metas se consiguen paso a paso!
Reconectar con uno mismo también nos hace tomar conciencia de la importancia que tienen en nuestra vida los seres queridos. Además, las experiencias compartidas en vacaciones con la familia, hijos y amigos fortalecen los lazos que nos unen. Así, volvemos a la rutina sabiéndonos más cercanos y más queridos, lo que nos ayuda a afrontar los retos que nos pongamos por delante.
Estas vacaciones, tómate un respiro para reconectar contigo mismo y disfrutar de tus días de descanso. ¡Te lo mereces!
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