¿Inicias algo con ilusión, pero te desinflas a la primera de cambio? Por suerte la motivación es un músculo mental y se puede entrenar.
Algo que diferencia a las personas realizadas de las personas que viven apáticas y resignadas es la presencia cotidiana de la motivación.
Es fácil entusiasmarse hoy, cuando brota una idea o nace un proyecto, pero lo complicado es estar motivados un día tras otro. Haciendo una comparación con los runners, en la pista de atletismo de la existencia. Hay muchos sprinters, pero muy pocos maratonianos.
¿Cómo lograr esa lucha diaria de motivación? Para responder a eso, visitaremos a varios autores especialistas en este músculo mental que nos impulsa hacia delante.
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Escalando la motivación.
En 1943, el psicólogo norteamericano Abraham Maslow marcó un antes y un después con la célebre pirámide que lleva hoy su nombre. En este modelo de representación de las necesidades humanas y de la motivación, la base de la pirámide está ocupada por las necesidades puramente fisiológicas (obtener aire, alimento y agua), luego están las psicológicas (seguridad, amor y autoestima) y finalmente, en lo alto de la pirámide, la autorrealización.
Vive conscientemente
¿Qué significa estar realizado? Para Maslow, implica poder desarrollar plenamente nuestras virtudes y capacidades. Estas son, según él, algunas de las características de las personas realizadas:
- Tienen una percepción clara de la realidad.
- Se aceptan tal y como son
- Actúan espontáneamente
- Saben centrarse en el problema que les ocupa
- Buscan periódicamente el poder de estar a solas.
- Son autónomas
- Tienen valores éticos
- Son sociables por naturaleza
- Tienen sentido del humor
- Dan rienda suelta a su creatividad e imaginación
Las empresas que desmotivan a sus empleados impiden que puedan desplegar estos atributos. No valoran sus talentos y no permiten la espontaneidad ni dan autonomía para pensar en nuevas soluciones, con lo cual la creatividad siempre está reprimida. En una situación así, lo normal es ir al trabajo en piloto automático, mirar el reloj o incluso hallarse en una situación de despido interior. Tu cuerpo está en la oficina, pero tu mente y corazón se hallan cada vez más lejos de ahí.
Despierta al gigante
Muchas personas conocen a Tony Robbins por el documental de Netflix titulado No soy tu gurú. Sin embargo, el más célebre orador motivacional de Estados Unidos ya era seguido por millones de personas en 1992, cuando publicó su libro Controle su destino: despertando al gigante que lleva dentro.
“Todos tenemos una visión acerca de la calidad de vida que deseamos y creemos merecer. Y sin embargo, esos sueños se han visto envueltos para muchos en las frustraciones y rutinas de la vida cotidiana, hasta el punto de que ya no hacemos ningún esfuerzo por realizarlos”.
Cuando tenemos un sueño, pero nos falta la motivación para realizarlo, nos sucede lo que explica Tony Robbins en los preliminares de su libro: os ponemos en modo supervivencia. Nuestra preocupación es, entonces, que no se avería el coche, que no perdamos ese empleo en el que somos infelices. Que nuestro orden de cosas, aunque nos sintamos profundamente insatisfechos, se mantenga tal y como está.
Dibuja tu hoja de ruta
¿Qué había cambiado en ese tiempo? Robbins afirma que la clave fue elevar lo que pedía de la existencia. Empezó escribiendo todas las cosas que no aceptaría más en su vida y todas las cosas a las que aspiraba. A partir de ahí elaboró una hoja de ruta para dirigirse hacia sus objetivos con la motivación como combustible. Algunas clave para tener los tanques siempre llenos:
Tener claro en todo momento qué es prioritario, ya que sin eso nunca sabrás qué hacer primero.
Poner un deadline para cada escalón en tu camino a la cima. Si no concretas cuándo debes lograr cada cosa, el proyecto se difumina.
Delimitar de la forma más precisa cada meta.
Sustituir los deseos por decisiones orientadas hacia su cumplimiento. Pasar de lo mental a las acciones concretas, dado que ver el resultado de las mismas alimentará tu motivación.
Avanzar sin detenerse
Dado que la palabra motivación viene de moverse, las personas que avanzan hacia sus objetivos, aunque sea un poco solo un poco de cada día, recargan esas baterías que se nutren del propio movimiento. Cuando tomamos conciencia de que cada decisión final y cada acto tiene un efecto en nuestra realidad, entonces no dejamos de caminar.
Paso a paso hacia el entusiasmo
Quedarse siempre en el mismo lugar es contrario a la motivación ¿Empezamos a andar?
- Intenta lo imposible. Ponerse metas demasiado fáciles lleva al tedio y la inacción La motivación está en ir un poco más allá de lo que crees que puedes.
- Rodéate de motivadores. Nos acabamos pareciendo por contagio emocional a las personas que frecuentamos. Busca a gente energética y optimista que te pueda impregnar de esa visión si estás desanimado. Y dosifica la que tiene el hábito de desmotivarte.
- Practica el verbo Hacer. La motivación no es una idea, es una forma de estar en el mundo. Henry Ford decía que la reputación no surge de lo que tienes pensado hacer. Según lo que hacemos, sentimos. Nuestros actos hablan de nosotros, y también nos hablan a nosotros.
- Vive un solo día a la vez. Tener la mirada en el largo plazo no ha de hacernos olvidar que el futuro se construye desde el día de hoy. Para nutrir el ánimo se necesita un objetivo diario concreto que se pueda alcanzar. Tener la motivación engrasada es cuestión de hábito.